Mi Prima Me Enseñó Cómo Tocar a Una Mujer

 

Categorías:  Incesto Ficticio Sexo Oral Penetración Vaginal

 

Tenía 20 años cuando pasé un verano completo en casa de mi prima Lorena, sobrina menor de mi mamá. Apenas 37 años, separada, con un cuerpo de infarto: cintura delgada, caderas anchas, pechos grandes, y una boca que te hacía pensar en cosas sucias sin querer. Desde niño me llevaba bien con ella, pero esa vez… algo había cambiado. Su ropa era más corta, más ajustada. Salía de la ducha en toalla, se sentaba frente a mí con las piernas abiertas, y me miraba de reojo como si esperara que yo reaccionara.

Una noche de calor, me ofreció dormir en su cama porque el ventilador del cuarto de huéspedes se había dañado. “Prometo no morderte”, dijo en tono de broma. Me acosté a su lado en bóxer, y ella en una bata de seda. No llevaba nada debajo. Lo descubrí cuando su muslo se deslizó sobre mí al girarse. “¿Te molesta el contacto?”, preguntó. Solo negué con la cabeza. Me miró a los ojos y dijo: “Entonces no te muevas.”

Abrió su vestido lentamente y tomó mi mano. La colocó sobre su pecho desnudo. Me guiaba con paciencia, con deseo contenido. “Hazlo así, suave… así me gusta.” Bajó mi mano por su abdomen, hasta su entrepierna caliente y húmeda. “Siente lo mojada que estoy solo por tenerte cerca.” Yo apenas podía respirar. Me tomó del rostro y me besó, con hambre, con lengua, con gemidos entrecortados.

Se subió sobre mí y se sentó en mi cara. “Lámeme, primito… como si tu vida dependiera de ello.” Lo hice. Me aferré a sus muslos mientras mi lengua recorría su clítoris, sus labios, su entrada. Se movía sobre mí, gimiendo fuerte, hasta correrse temblando. Luego se sentó sobre mi polla, que palpitaba como nunca. Entró entera en un solo movimiento. Me cabalgó con fuerza, con ritmo, con maestría. Me decía que era su niño, pero ahora su macho.

Me vine dentro de ella, con gemidos ahogados, mientras me apretaba entre sus piernas. Nos abrazamos, sudados. Me susurró: “Ahora ya sabes cómo hacer feliz a una mujer. Y mañana… seguimos practicando.” Y así fue. Todas las noches. Ese verano… fue mi verdadera iniciación.