Mi Hermano Político Me Hizo Suya pero en Silencio

 

Categorías:  Incesto Ficticio Sexo Oral Dominación y Sumisión Consentida

 

Me llamo Alexa, y tengo 25 años. Desde que mi hermana se casó con Martin, no he podido dejar de pensar en él. Alto, fuerte, con esos brazos marcados y una mirada que traspasa. Vivimos juntos por unos meses cuando ella se fue a un viaje de trabajo, y ahí… todo cambió.

Una noche vi una película con él en la sala. Él solo tenía una toalla, recién salido del baño. Su olor, su cercanía, todo me provocaba. Me senté cerca, fingiendo normalidad, hasta que su mano tocó mi muslo. Me miró y susurró: “¿No quieres saber cómo se siente de verdad un hombre?” No pude negarme.

Me llevó a su habitación sin prender luces. Me sentó en la cama, se arrodilló y me abrió las piernas. Su lengua recorrió cada pliegue con precisión. Me tomaba con fuerza de las caderas mientras me comía como si fuera su cena. Grité sin poder evitarlo, y me tapó la boca con su mano mientras me decía: “Shhh… que nadie debe saber esto.”

Después me colocó en cuatro sobre la cama, y mientras jugaba con sus dedos dentro de mí, me besaba la espalda y me decía lo rica que estaba. “Desde que llegaste he querido tenerte así…” Me corrí tres veces sin parar, temblando, sabiendo que era lo más prohibido… pero también lo más excitante que había vivido.

Desde entonces, cada vez que mi hermana sale, Martin entra en mi cuarto sin decir palabra. Me despierta con su lengua, y no salgo de la cama hasta que me hace suya por completo.