Mi Hermano Me Tomó Como Nunca Nadie Lo Hizo
Categorías: Incesto Ficticio Sexo Anal Dominación y Sumisión Consentida
Desde pequeña sentí algo extraño por mi hermano mayor, Ignacio. Era protector, guapo, dominante… y peligroso. Tenía 25 años cuando volvió a casa tras vivir años lejos. Yo tenía 20 años , ya no era una niña, y al verlo de nuevo, supe que todo iba a cambiar. Me miraba diferente. Más oscuro, más intenso. Una noche, mientras mis padres dormían, me sorprendió en el baño con solo una toalla.
“Ya no eres una mocosa, ¿verdad?” susurró. Me quedé paralizada. Se acercó, me tocó el rostro y luego me besó sin pedir permiso. Era mi hermano, pero mi cuerpo ardía. Me empujó contra la pared, me bajó la toalla, y comenzó a lamerme los pezones. Su lengua era salvaje. Bajó hasta mi sexo, húmedo, temblando. Me lo comió como nadie lo había hecho. “Quiero probar todo de ti”, dijo con voz grave.
Me llevó a su cama, me puso de espaldas, y sin avisar me escupió el trasero. “Esto es mío ahora…” Lo frotó con sus dedos, lo preparó con paciencia. “No vas a gritar… solo vas a disfrutar.” Y lo metió. Despacio. Profundo. Lo sentí invadirme completamente, con dolor y placer mezclados. Me agarró fuerte de la cintura, y comenzó a embestirme como un animal. “Eres mi chica traviesa ahora.” Cada palabra me derretía.
Me corrí mientras él me seguía dando sin parar. Su semen me llenó por dentro. Me besó la espalda y susurró: “Nunca volverás a mirar a otro igual.” Dormimos abrazados, sabiendo que habíamos cruzado una línea… y que no había vuelta atrás.