Me Corrió En El Probador Mientras La Tienda Estaba Llena

 

Categorías:  Lesbianas Fantasías Sexuales Experiencias Swinger

 

Siempre me atrajo mi mejor amiga, pero nunca lo confesé. Hasta ese día. Fuimos juntas al centro comercial, como de costumbre, a mirar ropa. Ella eligió varios conjuntos lenceros y me pidió que la acompañara al probador. Entramos riendo, sin saber que estaba a punto de vivir uno de los momentos más intensos de mi vida. “¿Te molesta si me los pruebo aquí mismo?”, preguntó con picardía. Yo negué con la cabeza… aunque el corazón me latía como loco.

Se quitó la blusa, el sostén, y se quedó solo con la tanga. Su cuerpo era perfecto. Pechos pequeños pero erguidos, cintura marcada, y ese tatuaje en la cadera que siempre había querido tocar. Me miró de reojo y me dijo: “¿Te gusta lo que ves?” No pude responder. Se acercó y me besó. Sin permiso, sin miedo. Su lengua entró en mi boca como si siempre hubiera sido suya. Me empujó contra el espejo del probador y metió su mano dentro de mi pantalón. “Estás mojada”, susurró. “¿Te excita que nos puedan oír?”

Me arrodillé y le bajé la tanga. Tenía un aroma dulce y salvaje. Le lamí lento, saboreándola como si fuera mi adicción. Ella gemía bajito, mordiendo su mano para no gritar. Luego me hizo subir, se arrodilló ella, me abrió las piernas y comenzó a devorarme como una experta. Sentí la lengua en mi clítoris, los dedos dentro de mí, el roce de su respiración caliente. Me corrí en silencio, con la cara contra el espejo, temblando de placer.

Cuando salimos del probador, nadie sospechó nada. Pero nuestras piernas temblaban, nuestras miradas lo decían todo. Desde entonces, ir de compras nunca volvió a ser solo una excusa… cada tienda, cada rincón, es una oportunidad para repetirlo. Y sí, siempre hay alguien que escucha nuestros gemidos sin saber quién los provoca.