Lo Que Mi Padrastro Me Hizo Mientras Mamá Dormía
Categorías: Incesto Ficticio Sexo Anal Dominación y Sumisión Consentida
Desde que mi mamá se casó con Mauricio, su nuevo esposo, supe que algo cambiaría. Él no era como los anteriores. Tenía 42 años, siempre olía a perfume caro, usaba camisas entalladas que marcaban su pecho, y tenía una mirada que me desnudaba sin culpa. Yo tenía 20 recién cumplidos, y aunque nunca me dijo nada directo, podía sentir cómo sus ojos se quedaban en mis muslos cuando usaba shorts, o cómo se acercaba más de lo necesario cuando me pasaba por detrás en la cocina.
Una noche, mamá se durmió temprano después de tomar unas copas. Yo me quedé viendo televisión en ropa interior y camiseta suelta. Mauricio apareció en la sala, también con una copa. Se sentó a mi lado. El silencio era incómodo y eléctrico. “Deberías ponerte algo encima”, me dijo. “¿Te molesta?”, respondí con picardía. No dijo nada. Solo me miró… y me besó.
No fue un beso suave. Fue un beso con años de deseo contenido. Me empujó contra el sofá, me subió la camiseta, y comenzó a chuparme los pezones con hambre. Bajó entre mis piernas y lamió mi coño como si quisiera devorarme. Me retorcía, gemía en voz baja, con miedo de que mamá despertara… pero deseando cada segundo. Me corrí fuerte, pero él no paró. Me dio la vuelta, me empinó, y escupió sobre mi culo.
“Hoy te voy a enseñar lo que tu madre jamás te enseñará”, dijo con voz ronca. Abrió mis nalgas y comenzó a meter su polla en mi trasero. Dolía, pero me sentía más viva que nunca. Me sujetaba de la cintura y me la metía cada vez más profundo. Me follaba con fuerza, me decía que era su puta secreta, que desde ahora me iba a usar cuando quisiera. Me corrí otra vez, mojando el sofá. Él acabó dentro, caliente, jadeando sobre mi espalda.
Me limpió con su camiseta y me besó la nuca. “Esto se queda entre nosotros… si te portas bien, te doy más.” Desde entonces, cada vez que mamá duerme… yo me despierto en su cama.