La Noche en que Me Rendí a Sus pies
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Me llamo Omar, tengo 24 años y trabajo en una empresa donde mi jefe, Carlos, es un hombre dominante y seguro. Desde hace tiempo sentía una tensión palpable entre nosotros, pero nunca imaginé hasta qué punto llegaría esa atracción.
Una noche, después de cerrar la oficina, German me invitó a su despacho. Cerró la puerta y me ordenó que me arrodillara. Su voz firme y mirada penetrante no dejaron espacio a la duda. Me desnudó lentamente y me ató las manos con una bufanda de seda.
Sus manos recorrieron mi cuerpo, dominándome con caricias que me hacían temblar. Me penetró con paciencia y firmeza, susurrándome órdenes que obedecía sin cuestionar. Cada embestida era un recordatorio de su poder y de mi entrega total.
El placer que sentí bajo su control era indescriptible. Me llevó al clímax una y otra vez, haciéndome sentir vulnerable y seguro al mismo tiempo. Desde esa noche, su dominio es mi mayor adicción y mi mayor placer.