La Lección Que Me Dio Mi Tía Kiana

 

Categorías:  Incesto Ficticio Mujeres Maduras Dominación y Sumisión Consentida

 

Me llamo Jampier, tengo 24 años, y la historia que voy a contar es una experiencia que cambió mi vida para siempre. Mi tía Kiana siempre fue una mujer fuerte, segura y dominante. Cuando mis padres se ausentaron por un viaje largo, me quedé en su casa, sin imaginar que esa semana marcaría un antes y un después en mi vida.

Una noche, mientras veíamos una película, Kiana me llamó a su habitación. Cerró la puerta con suavidad, pero su mirada era firme y decidida. Me ordenó desvestirme lentamente, y aunque sentí nervios, obedecí sin dudar. Me ató las muñecas con una bufanda de seda y me hizo arrodillar frente a ella.

Sus caricias eran una mezcla perfecta de ternura y dominio. Me penetró lentamente, enseñándome a confiar, a entregarme y a disfrutar del placer en su máxima expresión. Cada embestida era un recordatorio de su poder y de mi sumisión. Me llevó al clímax una y otra vez, susurrándome palabras que despertaban en mí sensaciones intensas y profundas.

Al amanecer, me abrazó y dijo: “Eres mío, Jampier. Para siempre.” Desde esa noche, su dominio se convirtió en mi mayor adicción y placer.