La Compañera de Habitación Que Me Hizo Gritar Todas Las Noches
Categorías: Universitarias Lesbianas Fantasías Sexuales
Cuando llegué a la residencia universitaria, no imaginaba que mi compañera de cuarto se convertiría en mi perdición. Su nombre era Valentina: rubia, con curvas peligrosas, labios gruesos y una mirada que me desnudaba. Desde el primer día, dormíamos en camas separadas, pero cada noche la tensión crecía. La escuchaba tocarse debajo de las sábanas, gimiendo bajito. Me hacía mojarme solo con oírla.
Una noche me despertó su voz: “¿Te masturbas pensando en mí?” Me quedé helada. No respondí. Se acercó, se metió en mi cama y se subió encima de mí. “No finjas más, estás empapada.” Me besó con furia, sus manos se colaron bajo mi camiseta y apretaron mis senos como si fueran suyos. Su lengua recorrió mi cuello hasta llegar a mis pezones, los lamía mientras me metía dos dedos sin pedir permiso. “Voy a hacer que grites hasta que todo el pasillo te escuche.”
Me giró y comenzó a darme nalgadas suaves mientras me metía un dildo que sacó de su cajón. “Lo uso todas las noches pensando en ti”, confesó. El juguete entraba lento, profundo. Gritaba de placer, con la cara contra la almohada, mientras Valentina me decía frases sucias al oído. Luego me hizo montarla. Mis caderas se movían solas. La observaba gemir debajo de mí, sudando, mientras le chupaba los pezones sin descanso.
Desde esa noche, nadie duerme en paz en nuestro pasillo. Nuestros gemidos son parte del ambiente. Las demás chicas nos llaman “las insaciables”, y no les falta razón. Hacemos el amor cada noche como si fuera la última. Y cada mañana, ella me despierta con su lengua entre mis piernas… como si el día no pudiera comenzar sin saborearme primero.