La Cátedra de Placer: Grabaron Todo Sin Que Yo Lo Supiera
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En la escuela, siempre fui la aplicada, la callada, la que nunca rompía una regla. Pero todo cambió cuando la profesora Camila, de Psicología del Deseo, me eligió como su ayudante. Alta, elegante, con gafas que le daban un aire intelectual y unos labios que me hacían perder la concentración. Un día, me pidió que me quedara después de clases. “Necesito tu ayuda con un experimento sobre sumisión y placer”, dijo con voz grave. No imaginé que estaba a punto de ser grabada… y disfrutada por todos sus cómplices.
Entré al aula vacía, y al cerrar la puerta, ella bajó las luces. “Quítate la ropa, lentamente.” Dudé. “¿Confías en mí?”, insistió. Y yo comencé a desnudarme mientras ella colocaba su celular en un trípode. Me puso un collar negro con una argolla al frente. “Desde ahora, eres mi sujeto de estudio.” Me hizo arrodillar, me ató las muñecas con cintas de seda y me colocó un vibrador en el clítoris. “No puedes correrte hasta que yo lo diga.”
Durante minutos me estimuló con sus dedos, con su lengua, con frases que me dejaban temblando. Luego entró otra chica, su asistente: una pelirroja voluptuosa con tatuajes en las caderas. “Vamos a probar la triple estimulación.” Me pusieron de rodillas sobre la mesa, la pelirroja me besaba mientras Camila me metía un plug anal, lento, firme. El orgasmo fue tan fuerte que me desmayé por unos segundos.
Cuando desperté, ambas me abrazaban. Camila acarició mi cabello: “Lo hiciste perfecto… y quedó todo grabado. Esta será nuestra primera clase privada para miembros exclusivos.” No sabía si asustarme o excitarme más. Desde entonces, cada viernes graban una nueva sesión conmigo… y no puedo vivir sin esa adrenalina.