Me llamo July, tengo 20 años y nunca imaginé que aquella noche en la residencia cambiaría mi vida para siempre. Era una chica tímida y reservada, hasta que conocí a Mariuxi, una mujer llena de confianza y misterio que irradiaba sensualidad con cada mirada.
Una noche, mientras estudiábamos juntas, Mariuxi se acercó y me tomó de la mano. Sus ojos brillaban con una mezcla de ternura y deseo. “¿Quieres descubrir algo nuevo conmigo?” me preguntó. Asentí, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza.
Me llevó a su habitación, cerró la puerta y comenzó a besarme con una pasión que nunca antes había sentido. Sus labios recorrieron mi cuello, mis hombros, y descendieron hasta mis senos. Me desnudó lentamente y me tumbó en la cama, explorando mi cuerpo con sus manos y su lengua, despertando cada centímetro con delicadeza y fuego.
Cuando sus labios llegaron a mi entrepierna, sentí una oleada de placer que me hizo gemir y temblar. Me enseñó a confiar, a abrirme y a sentir con intensidad. Su sabor, su toque y su pasión me hicieron descubrir un mundo nuevo, lleno de fantasías y sensaciones que jamás olvidaré.