El Beso Prohibido en la Residencia

 

Categorías:  Lesbianas Primera Vez Sexo Oral

 

Mi nombre es Brenda y tenía 19 años cuando entré a vivir en la residencia universitaria. Había dejado mi ciudad natal para estudiar arquitectura en la capital. Todo era nuevo para mí, y al principio me sentía algo sola… hasta que conocí a Rosibel. Era mi compañera de cuarto, una joven segura, de mirada penetrante y una sonrisa traviesa que me hacía ruborizarme sin saber por qué.

Pasaron las semanas y nos hicimos inseparables. Dormíamos en camas separadas, pero a veces me despertaba con la sensación de que me miraba mientras dormía. Una noche, después de un par de tragos en una fiesta del campus, regresamos a la habitación riéndonos, y ella me dijo de pronto: “¿Te has besado con una mujer?” Me quedé en silencio. Su boca se acercó a la mía, lenta pero decidida, y nuestras lenguas se encontraron con una ternura cargada de deseo.

Me empujó suavemente sobre la cama, desabrochó mi blusa y comenzó a besarme el cuello, bajando con su lengua por mis pechos hasta llegar a mi ombligo. Me temblaban las piernas. Me abrió las piernas y su lengua encontró mi humedad, lamiéndome con una suavidad que me hizo gritar de placer. Nunca había sentido algo tan delicioso. Me arqueaba, me aferraba a las sábanas, y no quería que se detuviera. La escuchaba gemir mientras me devoraba como si fuera su manjar favorito.

Esa noche fue mi primera vez con una mujer, y desde entonces, cada que cerramos la puerta con seguro, Rosibel me enseña lo que significa el verdadero placer entre chicas. Es nuestro secreto, nuestro vicio, nuestra adicción bajo el mismo techo universitario.