A las Órdenes de Mi Hermano Mayor

 

Categorías:  Incesto Ficticio Sexo Oral Dominación y Sumisión Consentida

 

Mi nombre es Oanna y tengo 23 años. Desde pequeña admiré a mi hermano mayor, John. Siempre fue protector, fuerte, y con una autoridad natural que me hacía sentir segura… y con los años, también peligrosamente atraída. Cuando mis padres viajaron durante una semana y quedamos solos, todo ese deseo reprimido explotó de forma inevitable.

Una noche, tras una discusión tonta, me levantó la voz con firmeza. Me callé al instante. Se acercó, me tomó del mentón, y dijo: “Vas a aprender a no desafiarme”. Me empujó suavemente contra el sofá, me sujetó las muñecas y me miró con una mezcla de rabia y deseo. “¿Quieres que te enseñe a obedecer?”, preguntó. Mi cuerpo temblaba… pero no de miedo. Asentí en silencio.

Me bajó la ropa interior con lentitud y se arrodilló frente a mí. Su lengua fue directa, decidida, intensa. Me lamía con hambre, con dominio, marcando el ritmo mientras me sujetaba con fuerza de los muslos. “No te muevas”, me decía al oído, sin dejar de devorarme. Cada movimiento me hacía arquear la espalda y gemir como nunca antes. Me hizo rogar, suplicar, y al final me hizo gritar su nombre entre gemidos desenfrenados.

Después, me obligó a quedarme desnuda frente a él, de rodillas, esperando su próxima orden. No hubo penetración aquella noche, pero me usó por completo con su lengua y su autoridad. Me convertí en suya. En su sumisa. Y lo peor… es que lo deseaba cada vez más.